Plaga de poetas ataca al mundo

En estos tiempos, denominados acertadamente por el trascendente sociólogo Zygmunt Bauman como “la modernidad líquida”, existe un sinfín de propósitos que se descontrolan, que precisamente, como el líquido, no encuentran una forma, se escurren, no hay molde ni parámetros para ellos, por ende, una de las crisis mundiales es la de la identidad. 

Del ilustrador Matteo Babbi: "Tribute to Zygmunt Bauman"

Las personas se están buscando en la información que a su vez se está falsificando debido al fenómeno mediático de la posverdad, en la que usuarios de Internet han sido partícipes y hasta cómplices voluntaria o inconscientemente. 

Probablemente, mi preámbulo podría anunciar un análisis profundo de un tema social complejo, pero no es así. Trataré solo un punto de tantos que nos agobian. La rapidez en la que circula la seudoinformación en nuestro mundo actual nos satura la mente y nos atrofia la mentalidad y la creatividad, lo cual tiene una grave repercusión en terrenos substanciales como el arte mismo y la literatura. Han perdido forma. Se escurren y se juntan entre una mezcla de corrientes sin cauce, sin propósito. 

La vulnerabilidad de la poesía

La poesía ha sido una de las artes más vulnerables por su aparente abstracción, la imposibilidad de conceptualizarla, explicarla o definirla (debido a su virtud de ser descomunal e indescriptiblemente magnética para el intelecto y la emoción) ha generado caos en sus apariciones falsas y en sus tránsitos erráticos. 

La evidencia está en las redes sociales, donde las palabras que el poeta Charles Bukowski imaginó que pronunciaba Dios, tienen una veracidad trágicamente indiscutible: “veo que he creado muchos poetas pero muy poca poesía”. 

Colaboración del caricaturista Carlos Varela, Edgar Allan Poe

La lamentable situación, a su vez también es evidencia de la peligrosa falta de identidad en la que se sitúa la humanidad. Al parecer las raíces de las luchas actuales, como de los géneros literarios, vienen desde las “perspectivas personales” que claramente carecen de fundamentación previa, o sea, no tienen preparación, no tienen ni idea de lo que plantean, son raquíticas, desnutridas e infértiles, contaminantes. 

Una persona decide colocarse en un punto y ponerse necio de que ahí es la verdad o la razón. Así es como surgen las nuevas plagas, algunas muy corrompidas y que atentan contra la virtud. La virtud poética no está en peligro de extinción, porque mientras exista la mente humana que se cuestiona todo, existirá la poesía y la filosofía, aun cuando no tengan una estructura formal. Lo que sí está en peligro es la correcta apreciación de la virtud poética. 

Una plaga poética

Una de las plagas de este mundo sin identidad, es la de poetas. Autoproclamados claro. O, en otros casos, aclaran que no lo son, con la “sutil intención” que alguno de los lectores casuales les informe que sí lo son, que son poetas. ¿Pero qué saben de poesía? ¿Acaso responden “poesía eres tú”? 

Imagen encontrada en Pavablog.com

«Escribir poesía después de Auschwitz es un acto de barbarie», así de claro lo dijo Theodor Adorno, pero… lo chistoso es que seguramente muchos han leído o escuchado esta frase que acabo de citar, pero muy poco saben realmente a qué se refiere o qué significa o dónde es Auschwitz o después de qué acontecimiento histórico trágico para la humanidad se dijo que la poesía sería un acto de barbarie. 

La indolencia de la gente ante preocupantes y tristísimas situaciones en diferentes puntos del planeta (como guerras, hambres, atentados terroristas, desastres naturales, etcétera, especialmente en países o lugares que no son muy populares o impliquen un “sentirse identificado”), lleva a pensar que la actitud de poeta puede resultar ser una hipocresía banal y vanidosa, una búsqueda egoísta, una catarsis nerviosa para socializar y, quizá aun más grave, para encontrar o formar esa tan (inconscientemente) necesitada identidad. 

Tal vez de esta manera podamos empezar a sospechar que uno de los principios para diferenciar entre un poeta y un ser vivo perteneciente a la plaga de poetas falsos, es que el poeta ha construido su propia identidad, quizá mediante el fracaso, la autonomía, la rebeldía, el sufrimiento verdadero, la sensibilidad genuina, el amor veraz, entre tantas causas más. Mas no se sienta mal todo aquel falso poeta perteneciente a la plaga mayormente apoderada de Internet… puede ser que lo suyo no sea la poesía o que aún no sea su momento de encontrarse con tan complejo arte fidedigno. 

Wakko eructando a modo Ópera, img obtenida de chicaregia.com

Un arte con mucha facilidad

Si te resulta fácil ser poeta, entonces cabe una seria duda de que en verdad lo seas, puesto que la poesía no es como eructar al estilo presentación de Ópera de Wakko de los Animaniacs, tampoco es como saber partir una tortilla exactamente a la mitad. 

Quizá solo perteneces involuntariamente a la plaga de “poetas”, buscando, sin estar enterado, tu identidad. Ahora bien, también te propongo algo. Supongamos que Theodor Adorno tiene razón y que, como dice la canción de Aute “[…] que el mundo fue y será una porquería ya lo dijo Enrique Santos”, no intenten hacer poesía si ni siquiera saben a ciencia cierta qué es. Una de dos, sepan qué es o construyan algo nuevo, algo así como un género literario nuevo.

Hay una propuesta por ahí que no me convence del todo, pero que por lo menos no se autonombra poesía sino Chorema o Choremiux, y tal vez en vez de decirle poeta, podamos empezar a decirle chorero o choremiuxero a Edel Juárez, cuya “poesía” por llamarla así provisionalmente en lo que se inventa un nuevo término formal, es a menudo musicalizada, adaptada a estos nuevos tiempos de pereza y cansancio. 

Edel Juárez, fotografía tomada de su fanpage

Debemos ser creativos y crear no siempre es sencillo ni requiere tomar fórmulas ya comprobadas, sino que se trata de arriesgar y de proponer y de crear nuevos fundamentos y bases que sostengan nuestra nueva propuesta, que se hará válida solo si realmente se tiene todo un ejercicio previo y toda una verdadera fundamentación y no caer en el enclenque modo seudopoético de los sentimentaloides depresivos usuarios de Internet, particularmente de Facebook. 

Y si te da miedo quedar en ridículo, siendo que posiblemente ya lo hagas, entonces regresa a las raíces, encuentra la estética, la forma, la belleza de la palabra, investiga sobre lo que es la tan amada poesía que casi nadie logra tocar e intenta alcanzarla.

                                                                                                                                            
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